20 septiembre 2011


Además de compartido, es un despacho pequeño y estrecho. Se encuentra en el edificio Rector Loustau y esta semana tengo que dejarlo por otro más amplio y luminoso en Saavedra Fajardo. Sin embargo, me da pena abandonarlo porque entre esas cuatro paredes me han sucedido momentos inolvidables. La vida sigue, pero uno continúa dejándose jirones por las esquinas. Ayer tarde, aún sonaba esta canción.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenos días.

Gracias por aumentar el tamaño de la fuente, la anterior debía habértela sugerido un oftalmólogo.

ANÓNIMO

mercedesriofrio68 dijo...

se me ha rasgado el corazón y hecho un nudo en la garganta, qué tenía esta Amy para levantar tantas emociones y qué acertada música de despedida