09 octubre 2011


Cartagena está preciosa, es un lugar para vivir, o mejor dicho, para terminar de vivir. Paseando por sus calles del centro el viernes por la tarde, terminé en la calle Mayor y comprando ciegos, por aquello de seguir soñando con vivir en aquel lugar. Serían las seis y media de la tarde y junto al vendedor de la ONCE, sentada en un taburete y de esta guisa, estaba esta mujer con un Red Bull en una mano enjoyada y con un cigarro en la otra vendada. Hablaba con la otra señora -que por el tipo y las facciones debía ser su madre- y las dos, a su vez, con el cuponero. Todo era un submundo; por debajo de sus apariencias, llevaban sus trapicheos, sus cuitas, sus porqués. Me fui pensando en la relación del cuponero con la maja, no me tocó el cupón, pero ya sé que existen.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Habéis visto q está fumando dos cigarrillos a la vez?

Jose