Tendrán su naturaleza, y hasta su sentido, pero no las puedo aguantar; creo que están aquí para ser odiadas y que no tienen otro fin natural nada más que el de ser el objeto de nuestro desprecio. De patas altas, cuerpo achaparrado, cabeza rotunda, mirada torva, pelaje rubio y hocico disminuido, comen despojos y viven en entornos siniestros y oníricos: son y serán las hienas murcianas. Maldita sea su estampa y la de toda su descendencia.
3 comentarios:
Pues mire usted, que yo las veo como muy humanas o al menos el humano se comporta como una hiena, ja, ja, ja
Algunos humanos peor.
Quien odia persistentemente, a sí mismo se odia, a sí mismo se daña. ¡Perder el tiempo en odiar, con todo lo que hay que hacer en esta vida tan corta!
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