Mientras el déficit de atención con hiperactividad hacía que uno se ensimismara con una bolsita de manzanilla pensando en sus pasos por la vida, otra persona, junto a él, se ensimismaba con unos signos que aparecían sobre un artilugio que sujetaban sus dedos. ¿Vivían los dos la vida? ¿se les iba el tiempo como el agua en las manos?
1 comentario:
Creo que intentamos ahuyentar la soledad, el pensamiento... Casi todos tiramos de esas pequeñas máquinas en los momentos de espera. Es como si no pudiéramos tolerar ensimismarnos o mirar a los otros o hacia dentro. Imaginando una avería telefónica mundial me vienen a la cabeza los rostros desencajados de los cuadros de Munch.
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