20 mayo 2013

Caminando ayer por la mañana por el monte, en una zona donde la carretera se amplía como lugar para aparcar o dar la vuelta -un lugar habitual de citas-, me encuentro tirados sobre el asfalto los embalajes de cierta cantidad de comida basura. Seguramente alguno de estos personajes que la noche anterior se dieron el festín, más temprano que tarde pondrán a parir a algún compañero de trabajo cuando cometa la más ligera falta, o se les llenará la boca de improperios ante una nueva subida de impuestos, o pitarán desaforados cuando alguien en otro vehículo cometa alguna infracción delante de ellos..., y por supuesto adoptarán esa actitud crítica ante los demás sin que en algún momento se les haya pasado por la cabeza que no es posible regeneración social alguna si no empezamos por nosotros mismos, que nada ajeno a nosotros podrá cambiar si previamente no cambiamos en nuestro comportamiento esa misma actitud realizada a otros niveles. Y claro, así nos va, pero ¿a ver quién le pone ahora el cascabel al gato?

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡¡HAS DADO EN EL CLAVO!!!
Cualquier cambio comienza por uno mismo.