Hoy no tengo ninguna imagen que me ampare para publicar. Después de tantos años apoyándome en lo que veo para poder hablar, hoy me encuentro sin nada que decir por no haber mirado lo suficiente, creo. Y esto me ha hecho pensar en este blog, en su sentido, en mí con esa necesidad, en el valor y la fuerza de una imagen para comunicar.

Suelo mirar el mundo que me rodea y en mayor o menor medida ver cosas, sucesos, gentes que os deseo contar. Después disparo mi cámara, trabajo el resultado y finalmente os lo presento, pero ¿dónde estoy yo en ese proceso?, ¿qué busco enseñando mi mirada más allá de lo que haya visto? Está claro que en el fondo ni es la imagen, ni tan siquiera la realidad que la provocó; está claro que el destino último de todo este juego de tecnologías y voluntades no tiene otro fin más que el poder seguir en contacto con todos y cada uno de vosotros. No os quiero enseñar mis fotos para que sean alabadas, tampoco pretendo desarrollar ninguna actividad literaria, ni siquiera quiero contaros lo que os enseño. La verdad última, la más sincera, la más desnuda es que solo quiero que sepas que existo, que vivo, solo quiero sentirme vivo porque aún no me acepto en la nada. Tiempo habrá.

Buenos días.