14 marzo 2014

Como he entrado en una época nostálgica y sensible, de sesentón, hasta una corteza de plátano tirada en el suelo me emociona, me retrotrae a aquellos dibujos de mi infancia en los libros de urbanidad donde unos golfillos se mofaban de un señor mayor resbalándose al pisar la monda de un plátano que ellos había tirado al suelo. Y me emocioné, no sólo por el recuerdo de aquellos dibujos, sino también por la alegría de volver a encontrar las huellas de aquellos golfillos que tanto admiraba.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Sera que en el fondo no dejas de ser ese niño golfillo?