21 agosto 2014

Menhir en las cercanías de Évora, de unos siete mil años de antigüedad. Y cuando te quedas solo delante de él, el tiempo se encoge tanto que eres tú quien acaba de levantarlo sin saber muy bien por qué ni para qué, como seguramente sucedió.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Parece un dedo apuntando al cielo, sin saber que allí sólo hay espacio infinito, pero ninguna respuesta.