29 abril 2015


Se hacían carantoñas, retozaban, pasaban de mirarse y sonreírse a besarse como culmen de unos sentimientos. Y mientras ellos cumplían con el juego amoroso siguiendo los dictados del mundo, uno miraba y pensaba, acaso siguiendo también otros dictados del mismo mundo. Quizá la escena que describo pueda parecer perversa, de viejo verde, pero juro que el sentimiento que experimentaba no era de envidia o de morbo, como seguramente podría pensarse; más bien se trataba de revivir ciertas sensaciones, de analizar -a través de otros- aquellos momentos que todos hemos vivido y en los que el instinto y el deseo comienzan a sintonizarse con la razón. 


Toda una vida by Chavela Vargas on Grooveshark

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