06 mayo 2015


Tiene mi cámara Olympus tantos botoncitos que a veces entre las fotos hechas voluntariamente me aparecen algunas otras involuntarias, muy movidas, sin tema alguno o simplemente del suelo o del cielo. Está claro que en algún momento los he debido accionar sin apercibirme de ello. Pues bien, entre todas las que he realizado este fin de semana en La Ribera me aparece esta especie de autorretrato. Cuando la vi decidí borrarla inmediatamente porque evidentemente era una de esas tomas involuntarias, aunque finalmente pensé que era mejor salvarla. Se trataba de un autorretrato horrible, con una perspectiva desfavorecedora, la papada desgajada, el pelo de la barba raído... pero en definitiva soy yo, aunque no me guste y he decidido indultarme porque más nos vale ir acostumbrándonos; siempre existirá la posibilidad de empeorar.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Y que lo digas.

Se puede empeorar y ¡ay! de ti si no lo haces.