01 junio 2015

Bernardo Valdés. Foto: Juan Ballester, 2008.



EN EL METRO

Las caras como espejos donde nadie
se asoma a comprobar
si hay alguien todavía
ahogándose en sus aguas. La deriva
de los rostros anónimos que miran
a través de los otros los cristales
donde mueren las luces.
Los andenes repletos
de brillantes insectos silenciosos
que acarician pantallas diminutas
con frenéticos dedos.
Las palabras caídas
como pieles de fruta
debajo del asiento. Los diarios
abiertos como escudos protectores
de enemigas escuadras de indigentes
y allí, de golpe, tu sonrisa
que responde tan solo a un pensamiento.

Bernardo Valdés.
Poema publicado en "Sedienta Calma" de Editorial Renacimiento

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenos días.

Muy bonito y muy descriptivo de lo que es cualquier medio de transporte masificado.