19 septiembre 2015


Se llama Jaime y lo conocí hace unos días en Astrapace, una asociación que se dedica a la atención y el tratamiento de personas con parálisis cerebral y otras patologías afines. Realmente impresiona estar allí; en los primeros momentos solo te llaman la atención los distintos personajes que por allí andan, pero al poco tiempo, tras pasar y vencer la barrera de la "normalidad" con la que entraste, comienzas a empaparte de humanidad, a descubrir ilusiones, felicidad, desesperanza, miedo...; te das cuenta de que esa bandera de "normalidad" con la que llegaste, no es más que un postizo artificial, una merma tuya, una distancia impostada y absurda que te impide llegar al al verdadero centro de la vida humana: el espejo de tu semejante.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ni gana de decir buenos días me quedan cuando pienso en ellos.

Anónimo dijo...

¡Mire que a mí se me revuelven las tripas con los que se piensan "normales"! La idea de normalidad humana no genera mas que sufrimiento. También me extraña que con lo mayor que parece usted no haya tenido contacto y relación con personas de todo tipo, incluidas ese inmenso y variado colectivo en el que se simplifica la parálisis cerebral; y el más amplio y diverso, que es el de la parálisis humana.