10 septiembre 2015


Un día alguien decide subir al monte a pasear, a mirar el paisaje o a retozar con su pareja; el caso es que, junto a esa decisión tan saludable, decide también llevarse alimento por si la cosa se alargara y hubiese que reponer fuerzas. Hasta aquí todo perfecto, pero después y una vez saciado, esa misma persona que había decidido llegar hasta ese lugar se dedica a destruirlo arrojando al suelo el envase de su comida. ¿Egoísmo, insolidaridad, imbecilidad...? Qué difícil resulta la civilización para algunas especies, coño.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenos días.

Un poco de inconsciencia, un mucho de mala educación, otro mucho de imbecilidad y una pizca de soda.