25 octubre 2015


Nos encontrábamos trabajando en el laboratorio de criminología; de repente alguien llamó a la puerta y sin esperar respuesta la abrió y se presentó: "Buenos días, soy estudiante de artes escénicas y me gustaría que me atendieran unos instantes...", lo que acompañaba con un saludo y una pose teatral excesivamente impostada y caricatural. Al verlo así, de sopetón, pensé que se trataba de un loco, pero en vez de alarmarme, me fijé en el personaje, en su expresividad y lo invité a pasar con la condición de que me posara. Y este es el instante en el que sus ojos y su mente no dan crédito a lo que le está pasando, de ahí que junto a una sonrisa de incredulidad, su mirada no encuentre dónde enfocar y se haya perdido en su infinito.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenos días.