Y ayer le tocaba pasar por el aro de mi objetivo a mi querido amigo Jorge Novella. Jorge es un buen conversador, hablamos en poco menos de una hora de lo divino y lo humano y, claro, como es de ese tipo de personas cuyo pensamiento suele ser el tuyo para que finalmente termine siendo el suyo, la conversación no solo fluyó, sino que hasta dio sus frutos. Un lujo de amigo.