01 noviembre 2015


Retrato de Ana Manzano


Hacer retratos fotográficos no es solo encuadrar bien al modelo, o iluminarlo adecuadamente, aunque esto también forme parte del proceso. Un retrato no es otra cosa más que una comunión, un instante en el que darse y recibir vienen a ser lo mismo; pero, claro, parecería que ese darse le incumbe al modelo y el recibir al fotógrafo. Creo que no es así; en un buen retrato no hay partes, no hay orillas, los dos miran y los dos ven, los dos dan y los dos reciben y ese, solo ese es el momento en el que el retrato inevitablemente surge. De repente se produce un silencio, pero un silencio sin tiempo, sin aire, sin forma, sin color..., es un silencio solo de comunicación, como si dos almas se fotografiaran y posaran en el mismo instante, en la misma dirección, con el mismo clic.

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