12 diciembre 2015


Hace unos días recojo en el buzón de casa un sobre de considerables dimensiones, venía a mi nombre y llevaba impreso el anagrama de una casa comercial desconocida para mi. Normalmente los rompo sin abrir, pero éste, al ser bastante voluminoso, decidí abrirlo para ver lo que traía. Horror, unas bragas/calzoncillos gigantes con una protección de paño para recoger los escapes naturales. Y claro, no paro de pensar quién se habrá chivado.

No hay comentarios: