06 diciembre 2015



La niebla con la que nos levantamos ayer en toda la vega murciana dibujaba un interesante aspecto de la ciudad y de la huerta -No en vano, durante el día pudieron verse en Facebook estupendas imágenes con el tema-. Por el monte sucedía el mismo fenómeno, pero acaso un poco más espectacular que en la vega, debido a la altura y a los diferentes planos que la orografía del lugar te ofrecía. Algunas vistas me recordaban a ciertos paisajes japoneses y, sobre todo, a su pintura, tan esencializada, tan insinuante, tan real como misteriosa y mágica. Y de ahí, claro, los pensamientos me llevaron a los espacios blancos en la pintura de Ramón Gaya, al origen y porqué de los mismos... Ni que decir tiene que se me hizo cortísimo el paseo, a ver hoy.

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