En la zona franca de la frontera con Haití se ve un peregrinar continuo de gentes que entran y salen, pero lo más curioso es que la mayoría de los que cruzan esa frontera cercana a Bánica, van como sonados, ausentes, se cruzan contigo y casi ni te miran, caminan mecánicamente, absortos, pensativos y descreídos, prisioneros de sus dramáticos destinos.
1 comentario:
Buenos días.
Me pongo en tu lugar y la sensación de impotencia debe ser abrumadora.
También siento culpabilidad aunque sepa que no puedo hacer nada por remediar esa situación.
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