06 febrero 2016


En la zona franca de la frontera con Haití se ve un peregrinar continuo de gentes que entran y salen, pero lo más curioso es que la mayoría de los que cruzan esa frontera cercana a Bánica, van  como sonados, ausentes, se cruzan contigo y casi ni te miran, caminan mecánicamente, absortos, pensativos y descreídos, prisioneros de sus dramáticos destinos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenos días.

Me pongo en tu lugar y la sensación de impotencia debe ser abrumadora.

También siento culpabilidad aunque sepa que no puedo hacer nada por remediar esa situación.