26 febrero 2016


Es la luz también, pero no debe ser solo eso; creo que tiene que ver con luz interior, con esa especie de paz que surge cuando sientes que todo -o casi todo- está en orden y es entonces cuando el espacio en el que te mueves te acoge amorosamente, maternalmente. Eran las siete de la tarde, salíamos a la calle los tres después de una fructífera sesión de trabajo y allí estaba el mundo esperándonos para devolvernos mansamente a nuestro tiempo.

2 comentarios:

palodaloda dijo...
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Anónimo dijo...

Y así, tal como cuenta con sus hermosa imágen y palabras fue.
Dos de los tres que estaban allí