10 marzo 2016


Ayer, mientras hacía tiempo hasta que abrieran en El Almudí, se me ocurrió meterme en la antigua Iglesia de Verónicas -actualmente sede del experimentalismo vanguardista-, en donde se anunciaba "La vida eterna" de Pablo Genovés. Por cierto, de este fotógrafo vi hace ya bastantes años una foto del interior de un palacio versallesco, pero inundado. Y por lo visto la "fórmula" se ve que le funciona, porque en la sala de Verónicas podía verse lo mismo, solo que ahora proyectado y con cierto montaje escenográfico. Ahora entiendo por qué lo titula la vida eterna. Y yo me pregunto: ¿Si este tipo de montajes y entretenimientos no estuviesen costeados entre todos, existirían?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Puede ayudarte a resolver esa duda la lectura de la novela "Intento de escapada" (ed. Anagrama) de Miguel-Angel Hernández, profesor de arte en Univ. Murcia.