10 abril 2016


Ayer, nada más salir a caminar, me adelanta este perro con un palo en la boca. Al cabo de unos metros veo que de vez en cuando lo va dejando al borde del camino e inmediatamente se esconde hasta que llega su amo a la altura del palo, momento en el que sale corriendo de su escondite para cogerlo de nuevo y empezar otra vez con el mismo juego. El perro se llama Bruno y Jerome, su dueño, me contaba que es de la raza broxer -una mezcla entre un braco y boxer- y que cuando era pequeño jugaba con él a esconderle cosas. Me impresionó tanto la escena que ya todo el camino fui pensando en la posibilidad de que toda la inteligencia humana no sea más que otra especie de doma natural. ¿Nos estarán escondiendo un palo?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenos días.

Más o menos por ahí van los tiros, estoy de acuerdo contigo.