01 abril 2016


Por circunstancias personales ayer me pasé por el cementerio de Nuestro Padre Jesús en Espinardo. Y como me sucede siempre que voy a un cementerio, me encanta pasear por él, mirar los nombres, las fechas y las caras de esos que siempre nos parecen otros, pero que definitivamente son uno mismo. En un panteón muy pintoresco -está lleno de lemas y de mensajes de los muertos allí enterrados-, me encuentro esta frase escrita sobre la misma fachada. Desde luego el artista grabador era un fiera con la lengua; seguramente hasta tendrá apellidos con estirpe, porque esta sintaxis me suena.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenos días.

Como poeta no tenía precio.

Y no digamos como corrector ortográfico.