08 mayo 2016


Había un cellista barroco y un guitarrista clásico; se hablaba del ritmo 3/4, de sonatas y arpegios, de Bach y Scarlatti... y uno, que conoce de la música solo su existencia -y poco más-, estaba embelesado. Después, claro, te puede llegar una interpretación más que otra, pero tiene la música una presencia que no necesita de explicación alguna. La oye todo el mundo, aunque a unos llegue más y a otros menos, dependiendo de la propia atención, de la predisposición o de la sensibilidad. En cambio, ante una pintura cualquiera, siempre tendremos un espectador bienintencionado, un pintor maleducado o un galerista resabiado que antepongan el "entendimiento" como condición previa a la observación de la obra. Suena sospechoso, ¿no?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenos días.