12 mayo 2016


Los muebles viejos junto a la basura siempre me han provocado un doble sentimiento: si por un lado me alegro al encontrarlos por si se trata de una joya no valorada, por otro no puedo evitar sentir cierta pena por ellos; tantos años cobijados bajo un mismo techo, tanto tiempo siendo testigos de las miserias y las alegrías de una familia e inexorablemente un día, de la noche a la mañana, acaban siendo abandonados en el vertedero municipal.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenos días.

Un día seremos nosotros la joyas no valoradas y abandonadas.

La vida siempre termina abandonandote.