14 julio 2016


Él no sabía que estaba siendo el centro, el tema de una imagen. Al fondo de un rincón en una cafetería y apoyado sobre la pared, este hombre esperaría su momento, pero otros estábamos más al fondo aún. Y es que, aunque nos creamos el fin del mundo, nunca es bastante la felicidad, como nunca es bastante la tristeza. Siempre hay otro, siempre hay más.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenas tardes.

Nadie es el último. como en los números.