Dicen las autoridades regionales que el Mar Menor no está muerto, que se están tomando medidas y que pronto recuperará su anterior estado natural. Lo que no saben las autoridades regionales competentes es que ya los conocemos, que sabemos de sus palabras huecas y de sus mentiras, de sus intereses ocultos y de su incompetencia. La imagen de hoy está tomada en la entrada al puerto deportivo de Los Urrutias. Así está todo el verano, llena de algas en fermentación, de basura, barcos hundidos... Eso sí, cada mañana a las siete de la mañana unos tractores recorren toda la playa aplastando la arena y despertando al vecindario. Por científicos especializados se ha avisado en el sentido del daño que se produce con esta maquinaria pesada sobre las arenas de la playa, pero ni caso. ¿Qué intereses se habrán tejido con estas empresas para que, pese a las advertencias, se sigan  haciendo estos destrozos ecológicos? Sí, el Mar Menor agoniza pero, qué duda cabe, los reponsables de su muerte -por acción o por omisión- están localizados y todavía puede caer sobre sus espaldas todo el peso de la ley. Quiera Dios que lo veamos, será lo único que nos consuele durante el duelo.