10 septiembre 2016


Interior de la catedral de Nantes. Me llamó la atención este hombre que no paraba de hacer fotografías en la tumba de Francisco II y de Margarita de Foix; las tomaba por todos los lados y con distinto encuadre y ángulo, casi de forma compulsiva. A su vez, yo lo seguía a él; me interesaba su interés, su obsesión por registrarlo todo, me gustaba también el conjunto que se formaba entre el petrificado ayer y el hoy por petrificar. Pero cuando me alejaba de aquel lugar pensé en las infinitas capas de la historia, en su significado último, en lo contaminada que resulta cuando los hechos trascienden su tiempo o su simple y llana realidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenos días.

A lo mejor quería hacer una copia a escala con palillos de dientes.