23 septiembre 2016


Por motivos de trabajo había pasado gran parte de la tarde en Cartagena, pero ya era hora de volver. Aunque un poco nublado, el atardecer estaba precioso y el paisaje, dorado a zonas, acompañaba para abandonarse en él y poder así disfrutar de esos instantes de belleza y plenitud. De repente me encuentro con un furgón en el que leo: "Herraje Funerario". Ni que decir tiene que lo adelanté rápidamente, pero ya, el resto del viaje hasta La Alberca, todo fueron precipicios a los que asomarme y vértigos ante lo incierto y fugaz de la realidad. Es todo tan frágil, tan nada...

2 comentarios: