02 octubre 2016


El arquitecto Javier Peña delante de uno de sus últimos trabajos en Los Alcázares. Sus espacios arquitectónicos gustarán o no, pero lo que es seguro es que nadie queda indiferente a ellos. Javier es arriesgado y valiente, convencido, seguro, es libre, genial, innovador, y, sin embargo, todo está pensado y medido, todo responde a un porqué, a una idea, cada rincón, cada detalle, cada ámbito, cada color... Está claro que sus obras no están hechas para gustar, sino para estimular sensaciones, para remover convencionalismos, para dinamizar vidas, para dejar testimonio, para jugar, para vivir.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenos días.