25 noviembre 2016


A veces me pregunto por qué soy un solitario, si por destino o por soberbia, pero lo cierto es que llevo tantos años caminando solo, que hasta cuando paso junto a estos caminantes de hierro me siento acompañado. No me gusta la soledad, me entristece, pero, sin embargo, todo parece conducirme a ella sin remedio. Únicamente me queda el consuelo de pensar que no lo estoy porque, acaso, seamos muchos los solitarios.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenos días.

Pero muchos, muchos.