Seguramente es un cielo infinitamente repetido, y no sé por qué pero, cada vez que aparece, siempre me parece el primer cielo, o el último. Siempre es un cielo dramático y limpio, un cielo rico de contrastes y de colores, una amalgama de luces y sombras, de bellezas y de nostalgias. Son los cielos del atardecer otoñal, tan inevitables como singulares, tan reales como soñados.
1 comentario:
Buenos días.
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