14 enero 2017


Como cada día, pasas sin mirar, aprisa, concentrado en la carretera y en lo que vas a hacer, pero nunca te fijas en ese paisaje. Ayer por la mañana lo vi y paré mi moto donde pude para hacer esta foto. De repente me pareció un paisaje frío y triste, despersonalizado, un paisaje que podría ser de cualquier lugar, de cualquier época, sin fuste, sin sentido, sin porqué, sin personalidad; podríamos decir que se trata de un paisaje de lo que no es, del desecho urbano, de la sinrazón en la que vivimos. Murcia -pensé-, la ciudad fina y polvorienta de Murcia, dejó de existir hace muchos años. Ahora solo nos quedan sus coordenadas y el Bando de la Huerta, eso sí.

2 comentarios:

Esteban Linares dijo...

Hola Juan.
Al leer el pie de foto he recordado un par de párrafos del libro 'Obra completa' de Ramón Gaya, que incluí en un comentario de mi blog en referencia a la pérdida de identidad de Murcia a lo largo de estos últimos años. ¡Qué pena!

(...)"Murcia no es una ciudad para ser visitada, claro, por que está... "vacía"; no hay en ella nada monumental, ni siquiera pintoresco, característico, pero cuando logramos verla incrustada en el paisaje, ahogada por el paisaje, dejará de ser la ciudad borrosa, blanquecina, sin color, sin dibujo y plana que vimos al principio." (...),
(fragmento de "Murcia", Ramón Gaya, 1950)

"¡Hace cincuenta años! ¡Medio siglo! Murcia era entonces, todavía, Murcia, concentradamente Murcia. Cada lugar de España era entonces todavía él, muy él y ningún otro, es decir cada "sitio" era un sitio único, singular, y no sólo por su carácter y fisonomía diferentes, sino por su sustancia, por su solitaria sustancia (...) Pero así como ser Córdoba -o ser Toledo, o ser Valencia- era ser una singularidad bastante dibujada, ser Murcia era ser una singularidad más imprecisa, más misteriosa, más secreta, más fina (sí, más fina), más inefable, más indecible, más invisible. "Eso", eso tan propio, tan recóndito, tan inexpresable en que consistía ser, sencillamente, Murcia, ser ella y ninguna otra ciudad o cosa (...), pero cada día va siendo más difícil de percibir" (...)
(fragmento de "Merced, 22", Ramón Gaya, 1976)

Por cierto es mi libro de cabecera.... da igual por donde lo abras.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Buenos días.

Todo pasa y todo queda, como decía el poeta.