Tomás Segovia. 27 de septiembre de 2008
Canción del destino
Frío y beato el crepúsculo
Calla visiblemente
Habría que aprender de los encinos
Ese modo sencillo y concentrado
De estar magistralmente
En la mitad del aire pálido
Y atender con entera reverencia
A esta mudez e intensidad del tiempo
Que se hace ver solemne
Detenido en lo alto antes del salto
Todo el conmovedor egoísmo del mundo
Indiferente a su belleza
E incapaz de pactar
Que sólo fatalmente llama
Que sólo atándonos con el destino
Se deja amar.
Tomás Segovia
1 comentario:
Veo tus fotos y son francamente buenas, cuando no extraordinarias, como ésta.
un saludo
· LMA · & · CR ·
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