24 abril 2017


Eran diminutos, acaso de un centímetro, o centímetro y medio, por lo que después de verlos tuve que retroceder algunos pasos para comprobar que se trataban de los despojos de una pequeña lagartija sobre el asfalto. Al arrodillarme y acercar la lente de mi cámara, también descubrí los increíbles colores que tenía. Una vez más me fui pensando en los infinitos mundos que nos habitan y, claro, en que esa lagartija también era un poco -o mucho- yo mismo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenos días.