29 mayo 2017

Cuando era niño, el día del Domund solíamos pedir dinero por el barrio con unas huchas que representaban las cabezas de un hombre blanco, un amarillo y un negro. Casi sesenta años después y volviendo de Barcelona, de nuevo me encuentro con aquellos míticos personajes, solo que ahora los tres volaban, dormían y soñaban en un mismo viaje.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenos días.

Esteban Linares dijo...

Hace años, un amigo me regaló la hucha del 'chinito', la misma a la que tú haces referencia; hucha que conservo con mucho cariño.
¡Qué recuerdos!.

Anónimo dijo...

...y un piel roja; eran cuatro. En el cap. 22 de su amena autobiografía "Esos días azules" (Planeta, 2011), Sánchez Dragó cuenta una divertida anécdota sobre aquellas huchas de barro para la cuestación del Domund; a él le tocó la del indio.