11 mayo 2017


Cuando fui a coger mi moto, aparcada al final de la calle Calderón de la Barca, miré a la pared de enfrente y vi esta imagen. En realidad, me atrajo la postura de descanso así como la luz que le daba a este chico mientras que miraba su móvil, pero allí había más, creo que mucho más: lo que de pasado tiene siempre todo presente, aquello ya gastado que arrastramos sin saberlo, nuestra soledad permanente e inevitable, el tiempo desfigurado...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenos días.