Faltaba por entrar a declarar solo yo, pues las pruebas periciales son las últimas en los juicios. En mis idas y venidas por el pasillo de la planta sótano en la ciudad de la justicia, me fijé en una especie de piedrecita que había junto a la ventana. Al acercarme pude comprobar que se trataba de un garbanzo. Me acerqué un poco más y vi que no era negro. En estas, se abre una puerta y llaman: ¡¡Juan José Ballester...!!
1 comentario:
Buenos días.
No estarás insinuando que el garbanzo negro eres tú.
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