18 junio 2018

Y es que, claro, ser buen fotógrafo es ser un buen amante de la vida, de la realidad y todos sabemos que para amar hay que mezclarse, fundirse con el objeto amado. A Tito​, el sábado pasado, me faltó verlo vestido de majorette para terminar de comprender su innegable amor por todo aquello que vuela frente a sus ojos y a su inteligencia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenos días.