Pero un poco antes de la fiesta del domingo, dando un paseo por las inmediaciones de Patiño, aún podía respirarse ese aire limpio y húmedo de la huerta, aún podía uno deslumbrarse con ese sol mañanero de invierno, aún podíamos oír -ya muy lejana- aquella voz potente y certera de Manolo Cárceles, "El Patiñero".
1 comentario:
Buenos días.
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