Recuerdo que cuando a Tomás Segovia le faltaban días para morir - y él lo sabía-, le pregunté si tenía miedo y me contestó: Miedo no, solo tengo una pena inmensa por tener que dejar de ver los árboles, el cielo, el viento sobre las hojas... Cada vez que me encuentro con todo eso no puedo dejar de pensar en él, en sus palabras y en que acaso estar vivo no sea más que eso.
1 comentario:
Buenos días.
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