UNA VISIÓN
Miraba yo mi amada tierra un día
con el raigal asombro de estar vivo,
buscando en su verdor el oro esquivo
que el viejo sol de lejos le traía.
Y sentí que al mirar la bendecía,
que por algún recóndito motivo
los ausentes en gesto sorpresivo
reiteraban su amor por boca mía.
Miraba absorto nubes, rocas, montes,
la cósmica materia que en el mundo
convierte lo fugaz en permanente;
una visión de ocultos horizontes,
por la que vi de pronto, en un segundo,
que yo mismo también era otro ausente.
De Eugenio Montejo. "El cuaderno de Blas Coll". Edc. Pre-Textos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario