Dos tipos de objetos, junto a los aparatos de aire acondicionado, cuelgan estos días de nuestros balcones y ventanas: los carteles de Corporación Inmobiliaria vendiendo la casa, y una ingente cantidad de modelos y tamaños de "papasnoeles" que simulan escalar con la bolsita de los regalos para el niño o la niña de turno. Los hay más realistas -incluso que vuelven la cabeza sigilosamente para ver si han sido pillados-, como otros más "dejados", con aspecto de cadáver amojamado con las piernas tiesas.
Yo no sé si opino así porque ya soy mayor, o porque mis hijos ya no están para este tipo de engaño -quizá gonzalico si, porque lo veo algo enfurruñado estos días-, pero a mi me hacen una cosa así mis padres y me daría vergüenza; no sólo por lo absurdo de la situación del muñeco pillado in fraganti a pleno día, sino por la vulgaridad del detalle navideño. Y como sucede con los carteles de la Corporación Inmobiliaria, parece que van creciendo por momentos y a un ritmo frenético, menos mal que en barrios como el de Vistabella, al menos sirven de espantapájaros para que las palomas no hagan sus necesidades en los sufridos alféizares. Seguramente el lunes por la mañana iremos viendo cómo cómo van desapareciendo del paisaje, en proporción directa a cómo van subiendo los de la dichosa Corporación.
Y la vida sigue, y sigue bien, porque aquí seguimos.
1 comentario:
Pues hay una casa haciendo "pico esquina" en Acisclo Díaz con Pasos de Santiago que tiene subiendo por sus balcones a los tres reyes magos... lo ví ayer y me sacó una sonrisa, y es que las personas que habitan ese edificio son alegres, divertidas y originales, me los imagino siempre riendose de la vida.
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