Viernes pasado, a las seis y media de la tarde; estas cinco niñas caminan junto al colegio Jesús y María. Van cogidas del brazo, ocupando toda la acera y dejando sólo un pequeño paso para los peatones que vienen de frente. Cuando se encuentran con alguien que está pasando por ese pequeño lugar que le dejan, la del extremo opuesto empuja a su compañera, ésta a la otra y a la otra y así, hasta que el empujón final se lo lleva el peatón que se cruza con ellas. En cincuenta metros presencié dos casos. Qué maravilla de juego y de juventud ¿no?
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