Mirad los carteles, con el "Soy y mi marido..." Grafoscópicamente se puede demostrar que están escritos por la misma persona. Pue ayer mañana, en un radio de no más de 100 metros, en la zona de El Corte Inglés, el negocio búlgaro de la mendicidad estaba perfectamente desplegado. Las chicas, cuando les preguntas en qué estarían dispuestas a trabajar no te contestan, y te indican sonriendo que no saben español, pero en verdad es que el jefe les tiene prohibido hablar. Para "llegar" a todos los corazones de bien, junto a los carteles les ponen también imágenes religiosas, cuando se trata de gitanos de la zona de los Balcanes -ellos se dicen búlgaros-, que no suelen profesar la religión cristiana. En este caso ayudarles ciegamente no es bueno, porque se está apoyando a las mafias que explotan a estos seres humanos.
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