Nuestro "Conserjero", tan imbuido de un paletismo ilustrado creciente, seguirá gestionando y montando tinglados económico/artísticos, pero el arte se desmorona vertiginosamente. Tanto se ha confundido, tanto se ha engañado, tanto se ha permitido, que ya nadie sabe dónde está el límite entre la idiotez y la cara dura. Pero ahora de lo que se trata es de implicar económicamente -o sea, pagando-, a los destinatarios actuales del arte, el pueblo llano asalariado. Y como sobran los "artefactos" -qué bonita palabra-, han decidido venderlos en mercadillo: "Arteria, arte a tu alcance". Está claro, La Torre de Babel funciona porque la confusión y el hartazgo se reflejan en los escaparates y en las basuras. Pues yo que me alegro.