16 junio 2010


Llegaron a Venecia al atardecer. Cuando ya estaba anocheciendo, cogieron un vaporetto que los trasladaba a su hotel junto a la Plaza de San Marcos. Ese primer contacto con Italia, el trajín de las calles de agua y el olor a mar, los palacios medievales con sus luces encendidas, la pasión que sentían por todo aquello tan antiguo y tan suyo... Inolvidable y eterno.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Dicen que siempre hay una primera vez para todo. Esa iniciación se torna en continuidad, familiaridad, acogimiento, sensación de revivir cuando pisas Venecia. Venecia es la continuidad de todas las ciudades que existen, ese barrio del extraradio en el que todos querríamos vivir.

Jose.

Anónimo dijo...

Siempre hay una primera vez para todo, y en este caso primera y última selectividad. Descansa preciosa y disfruta de este verano único.
Te quiero mucho primica preciosa. Y a tu padre también.
Mil y un besos.
Elvira