05 octubre 2010

Dioniso. Siglo II d.C.

La juventud es dueña de la gracia, una manifestación de la belleza que por su misma naturaleza se sitúa en un punto medio indefinido entre lo masculino y lo femenino. Un mozo de diecisiete años no es bello en el sentido en que lo es un hombre hecho y derecho. Tampoco por lo que pueda tener de feminidad desprovista de carácter práctico; esto atraería a muy pocos. Pero hay que admitir que la belleza, bajo la forma de gracia juvenil, siempre tiende a lo femenino, tanto espiritualmente como en su expresión; eso se fundamenta en su misma esencia, en la sutileza de su relación con el mundo y la relación del mundo con ella, y se dibuja en su sonrisa. Es verdad: a los diecisiete años un ser humano puede ser más bello que la mujer y el hombre, y bello como la mujer y el hombre; bello por ambas partes y de todas las maneras, bello y hermoso, tanto que se queden los hombres y las mujeres boquiabiertos y prendados al verlo.

Thomas Mann. José y sus hermanos (El joven José) Primera parte. TOT. De la belleza.  Ediciones B.

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