10 diciembre 2010

Ayer por la tarde, mientras esperaba en una sala de visitas de un despacho de abogados de Torrevieja, miro inadvertidamente el montón de revistas que había sobre una mesita de centro, y aunque no suelo  ojearlas nunca porque siento mucha tristeza al curiosear sobre el gastado pasado que reflejan o simplemente porque no me interesan los temas profesionales de muchas de ellas, pero en esta ocasión sentí que algo me atrapaba: "Boda de Julio Iglesias y Miranda". Por unos segundos volvía mi niñez -mañana cumplo 58 años-, volvía mi madre -muerta hace ya quince años-, volvía el frío sobre la nuca de las peluquerías en Trapería -cerradas hace por lo menos cuarenta años-... ¿Será alguien Julio Iglesias?, o más bien ¿será algo?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Será, que como organismos vivos perfectos que somos, nos agotamos en nosotros mismos de manera silenciosa y real. Nuestra consciencia, nos permite darnos cuenta de la belleza que nos rodea y nos lo hace mas difícil o mas fácil cada día que pasa.De qué vale enfadarte con los demás hoy en el día que enmpieza y lo que es peor, de qué vale enfadarte hoy otra vez con tu yo que te acompaña. De qué vale la prisa con lo que lo hacemos todo, sin saber ni lo que hacemos, ni para qué y sobre todo para quién.

Con perdón...

Jose

supersalvajuan dijo...

Un mito!!!