21 enero 2011


Están en una curva que hay antes de llegar a la Ermita de La Luz, viniendo desde la Fuensanta. Se trata de un pino y un ciprés -dos árboles distintos, aunque de una misma familia-. Como es dirección de subida, se recortan sobre el cielo, llamando mucho la atención porque están solos junto al camino. Cuando salgo a caminar y los veo, siempre me hacen pensar en la convivencia, en la amistad, en la hermandad, en la comprensión, en el amor... Y hasta que la muerte los separe, allí estarán para nuestro ejemplo.




Yo vi de una garza mora
dándole combate a un río
así es como se enamora
tu corazón con el mio...

Yo vi de una garza mora
dándole combate a un río
así es como se enamora,
así es como se enamora
tu corazón con el mio,
tu corazón con el mio...


luna luna luna llena
menguante,
luna luna luna llena
menguante,

Anda muchacho a la casa
y me traes la carabina, jiooo
pa mata este gavilán
que no me deja gallina, jiooo

la luna me esta mirando
yo no sé lo que me ve
yo tengo la ropa limpia
ayer tarde la lavé

la luna me esta mirando
yo no sé lo que me ve
yo tengo la ropa limpia,
yo tengo la ropa limpia
ayer tarde la lavé,
ayer tarde la lavé

luna luna luna llena
menguante
luna luna luna llena,
menguante...

luna llena 


Tonada de luna llena. Caetano Veloso.

6 comentarios:

supersalvajuan dijo...

Buen lugar

TOÑI dijo...

La foto preciosa,espero que crezcan mucho en el mismo lugar.

Anónimo dijo...

La versión es de Caetano Veloso, el autor Simón Díaz

Isabel Martínez Llorente dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Isabel Martínez Llorente dijo...

Es curiosa esta relación de los árboles con lo más interno de nosotros mismos: yo encontré un árbol "al borde del camino", solo, erguido frente al tiempo y la intemperie. Ese árbol, fuerte, sigue viviendo y mostrándome (a veces acompañada) su verdor (incluso invernal) cada vez que voy de camino al pueblo que me vio crecer.
He fumado cigarrillos históricos en mi vida bajo sus ramas. Y hay algo en un árbol -o en dos, como en tu foto- que nos hace reconciliarnos con la naturaleza de nuestro propio ser.

¡Qué decir de la luna llena de esa fabulosa canción! El astro que ilumina los árboles...

Anónimo dijo...

Presioso comentario, Sr. Ballester. Habrá algo más grande que los árboles. Son más altos que nosotros. Están más serca del cielo y más hondos en la tierra. Vivan los pinos y los sipreses.